Para que la desinfección sea eficaz, las superficies deben primero estar libres de partículas de grasa, suciedad, escombros, polvo, etc. Los desinfectantes no pueden penetrar a través de los desechos, aunque sea un desinfectante industrial, por lo que todos los residuos se deben remover antes de desinfectar. La sanitización tiene como objetivo reducir la existencia de gérmenes en superficies y objetos. En general, debe dejarse actuar el sanitizante en las superficies durante un cierto período de tiempo. La sanitización no limpia las superficies sucias. Este es un paso importante que prepara el espacio para la siguiente etapa. Y aquí llega la tercera parte de un proceso eficiente; la desinfección. Desinfectar significa reducir la cantidad de gérmenes a un nivel seguro, cercano al 100% en general. Lo que se considera un nivel seguro depende de los estándares o requisitos de salud pública en un lugar de trabajo, industria, establecimiento de salud o escuela, entre otros. Los productos empleados poseen propiedades germicidas y antibacterianas. Es decir, este proceso inactiva agentes patógenos.